Mira por tu diabetes

¿Qué es la Diabetes?

La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a un elevado número de personas. Según los últimos estudios de prevalencia, en nuestro país el 13,8% de la población adulta tiene diabetes tipo 2. Hablamos de cinco millones de personas aproximadamente, de los cuales la mitad desconoce que la sufren. Pero, además, se estima que otros cuatro millones de personas más, aunque no padecen diabetes, se encuentran en estado prediabético, es decir, con un alto riesgo de desarrollar la enfermedad, ya que tienen una tolerancia anormal de la glucemia o la glucemia basal alterada.

En total, hablamos de que el 24% de la población española, o lo que es lo mismo, casi un cuarto de la población, tiene problemas con la glucosa. Y puesto que con la edad, el sedentarismo y el exceso de peso se multiplican las probabilidades de padecer diabetes, se estima que en nuestro país ese porcentaje de personas con diabetes aumente durante las próximas décadas.



¿Cómo se produce?

La diabetes surge cuando los niveles de glucosa en sangre son demasiado altos debido a una alteración en la producción de insulina (hormona generada por células del páncreas, y que se encarga de regular el azúcar en la sangre), o a un inadecuado uso de esta hormona por tarde del organismo. Dependiendo de cuál sea la causa, se diferencia entre diabetes del tipo 1 o del tipo 2.



¿Cómo se diagnostica?

Los valores normales de glucosa en la sangre oscilan entre 70 y 100 mg/dl. El diagnóstico de diabetes se realiza a través del análisis de la glucosa en la sangre para detectar si los valores son:

En ayunas, superiores a 126 mg/dl, en dos determinaciones.

A cualquier hora del día, por encima de 200 mg/dl acompañados de síntomas característicos de mucha necesidad de orinar y mucha sed.

Tras la ingesta de un preparado de glucosa, superiores a 200 mg/dl.



Tipos de diabetes

La elevación anormal de azúcar en la sangre puede ser originada por causas diversas. Las formas más frecuentes de diabetes son:

Diabetes tipo 1
Se produce cuando se destruyen las células del páncreas que segregan insulina y esto origina una falta absoluta de la misma. Este tipo de diabetes siempre se trata con insulina y suele aparecer en niños y gente más joven.

Diabetes tipo 2
Es una alteración del organismo, como resultado de un defecto progresivo en la forma en la que el cuerpo produce o utiliza la insulina. Esto hace que el organismo no responda adecuadamente a la insulina, lo cual se denomina “resistencia a la insulina”. Como resultado, el azúcar de la sangre (glucemia) no entra en las células con el fin de ser almacenado para obtener energía y se acumulan en la sangre, provocando elevación de los niveles normales de glucosa.

Diabetes gestacional
Consiste en la presencia de niveles altos de glucosa en sangre que se desarrolla en cualquier momento durante el embarazo en una persona que no tiene diabetes previa.



Complicaciones

Las complicaciones de la diabetes suelen diferenciarse entre agudas y crónicas:

Complicaciones agudas: la hipoglucemia, la cetoacidosis o reducción del pH de la sangre (acidez), la hiperglucemia simple, el coma hiperglucémico.

Complicaciones agudas: macrovasculares (cardiacas, cerebrales y en extremidades), o afectación de los vasos sanguíneos de gran calibre (corazón, cerebro). Y microvasculares o afectación de vasos sanguíneos de pequeño calibre que pueden dañar el riñón (nefropatía) y la vista (retinopatía), así como el sistema nervioso periférico (neuropatía).

¿Por qué se producen las complicaciones?
En la mayoría de las ocasiones, el factor que más influye es el control metabólico. En las complicaciones agudas, el valor de la glucemia es determinante. En las complicaciones crónicas influyen además las cifras de presión arterial, colesterol, microalbuminuria y el tabaquismo.

¿Qué es la diabetes tipo I?

Es conocida también como diabetes juvenil porque, generalmente, surge en niños y adultos jóvenes, aunque también puede iniciarse en la edad adulta.

La causa de su aparición es la ausencia de producción de insulina en las células beta del páncreas. La insulina es una hormona imprescindible para la vida. Se encarga de transportar la glucosa y permitir su entrada en las células del organismo, donde se utilizará como energía

Cuando estas células están abastecidas, almacenan el azúcar sobrante como reserva, tanto en el hígado como en el músculo –glucógeno-, para poder utilizarlo en periodos de ayuno o durante el ejercicio. El resto del azúcar se trasforma en grasa y se almacena debajo de la piel.

Si el organismo no dispone de insulina, la glucosa se queda acumulada en el torrente sanguíneo, provocando un aumento de sus valores. Los síntomas aparecen cuando queda solamente el 10%- 20% de estas células funcionando. El único tratamiento existente en la actualidad consiste en inyectar insulina.

La ausencia de producción de insulina se debe a que el propio sistema inmunológico inactiva la parte del páncreas (células beta de los islotes de Langerhans) que se encarga de generar la hormona. En la mayoría de los casos es debido a que, los leucocitos o glóbulos blancos, encargados de defender nuestro organismo de los gérmenes y elementos extraños, han percibido dichas células como enemigas y las han destruido.



¿Cómo se diagnostica?

Entre el cinco y el diez por ciento de los casos de diabetes son del tipo 1. Todas las personas que la padecen son diagnosticadas porque sus síntomas aparecen de forma brusca, por lo que el afectado no duda en acudir al médico para saber qué le pasa. Aún así, es necesario realizar una analítica de sangre cuyos resultados demostrarán que hay un exceso de azúcar. Para ello se tiene como referencia que valores normales de glucosa en sangre oscilan entre 70 y 100 mg/dl., diagnosticándose un caso de diabetes cuando:

En ayunas, glucemia igual o superior a 126 mg/dl, en dos determinaciones.

A cualquier hora del día, glucemia igual o superior a 200 mg/dl, acompañados de síntomas característicos de mucha necesidad de orinar y mucha sed.

Tras la ingesta de un preparado de 75 g de glucosa oral, la glucemia a las dos horas es igual o superior a los 200 mg/dl.

Debido a que la diabetes conlleva que haya una presencia de acetona en la orina, en algunos casos, también se lleva a cabo el examen de cetonas con una muestra de orina o de sangre.



Sus síntomas

Las señales que delatan que una persona padece diabetes tipo 1 son:

Sed excesiva.
Sentirse hambriento a pesar de haber comido adecuadamente y de forma reciente.
Orinar con mucha frecuencia.
Fatiga o cansancio.
Irritabilidad.
Pérdida de peso sin motivo.
Hormigueo en los pies y en las manos.
Visión borrosa.

Estos síntomas son totalmente perceptible, lo que ayuda a que su diagnóstico sea rápido y preciso.



¿Cómo controlar la diabetes tipo I

Las personas con diabetes tipo 1 tienen que inyectarse insulina varias veces al día, así como seguir un plan de alimentación saludable con control en cada comida o controlando la ingesta de aquellos alimentos que elevan el nivel de glucosa en la sangre (leche, farináceos, fruta...) y adaptar la insulina y/o la alimentación, si se realiza más actividad física. Para ello es muy importante realizar la glucemia capilar varias veces al día y aprender a interpretar los resultados para ajustar la insulina en función de los mismos.

Cuando aparecen los síntomas de la diabetes tipo 1 se han inactivado aproximadamente las tres cuartas partes de los islotes del páncreas, y queda aproximadamente una cuarta parte todavía activa. Es importante mantener esta pequeña reserva porque es una ayuda para conseguir controlar mejor la diabetes.





Objetivos básicos de debut o supervivencia en la diabetes tipo 1

La primera intervención ante el diagnóstico de una diabetes tipo 1 estará dirigida a conocer el nivel de preocupación y de ansiedad de la persona, así como el impacto que pudiera tener sobre ella y la familia. Es importante tratar adecuadamente este punto porque la diabetes tipo 1, normalmente, genera un impacto emocional elevado, incluso en niños y adolescentes suele ser necesario el ingreso hospitalario durante varios días.

A su vez, es necesario identificar los conocimientos que la persona tiene sobre la diabetes, con el objetivo de identificar tabúes e informaciones erróneas, y ofrecer información adecuada.

Esta acción se hará coincide con el momento del diagnóstico realizándose de forma individual. Al mismo tiempo, se aportarán los conocimientos, las habilidades y las destrezas que la persona debe desarrollar para:

Conocer, a nivel básico, la causa de la alteración que le acaban de diagnosticar y su carácter crónico.

Aprender la técnica de autoanálisis, realizando las primeras administraciones de insulina delante del profesional.

Conocer la acción de la insulina que se administra.

Establecer patrones alimentarios adecuados a sus necesidades, y aprenda a identificar los carbohidratos y qué efecto producen sobre el organismo al consumirlos.

Identificar el efecto que produce la realización la actividad física.

Realizar correctamente las técnicas de autocontrol de glucosa en sangre y la adecuada recogida de los datos en el cuaderno de registro, marcando objetivos de control.

Saber prevenir y tratar la hipoglucemia, identificando los síntomas que pueden aparecer.

Saber prevenir y tratar la hiperglucemia, identificando los síntomas que pueden aparecer.

Conocer cuál es el tratamiendo farmacológico adecuado.

Las primeras revisiones deben realizarse con una periodicidad individualizada, según las necesidades y los recursos. Posteriormente se incluirá a la persona en un programa de educación estructurado grupal.



¿Qué es la diabetes tipo II?

La diabetes tipo 2 es el tipo de diabetes mas, en concreto, entre el 85 y el 90 por ciento de los casos de diabetes son de este tipo, a pesar de que se calcula que la mitad de las personas que la padece no están diagnosticadas por falta de sintomatología en el paciente.

La diabetes tipo 2 se produce cuando hay una elevación de los niveles de glucosa (comúnmente llamado azúcar) en sangre debido a la asociación de las siguientes circunstancias:

Una alteración en el organismo que conlleva que las células del páncreas que producen la insulina (hormona encargada de regular la glucosa en sangre), no generan la suficiente cantidad.

La insulina producida no se aprovecha adecuadamente debido a que los órganos no responden ante su acción, es decir, han generado una resistencia a la insulina. Este problema surge cuando las células de los órganos se vuelven “inmunes” a la insulina, por lo que cada vez necesitan más cantidad de la hormona para conseguir que la glucosa entre en ellas, y puedan generar energía. Como consecuencia, los niveles de glucosa en sangre se elevan, la energía en las células desciende, mientras que el páncreas sigue produciendo insulina, pero el organismo no la utiliza como debe.

Este tipo de diabetes surge, normalmente, en adultos mayores de 40 años, aumentando la posibilidad de padecerla según avanza de la edad, aunque también puede aparecer en personas más jóvenes. Además, existen otros factores de riesgo que aumentan las probabilidades de que una persona padezca diabetes tipo 2. Estos se pueden diferenciar entre modificables y no modificables.



Factores de riesgo

MODIFICABLES NO MODIFICABLES
Sobrepeso u obesidad. Haber presentado previamente alteraciones de hiperglucemia, por ejemplo, durante el embarazo.
Sedentarismo. Antecedentes familiares.
Tabaquismo. Ser de una raza con mayor predisposición, como los afroamericanos, los hispanoamericanos, los asiáticos americanos y los nativos norteamericanos.
Padecer hipertensión. Tener una trastorno de tolerancia a la glucosa.
Alimentación descontrolada.
Consumo excesivo de alimentos ricos en azúcares.
Tener el nivel de colesterol LDL alto, y el de colesterol HDL bajo.

Teniendo en cuenta los factores de riesgo modificables, se puede afirmar que variando ciertos hábitos vida es posible prevenir la diabetes tipo 2 o, en el caso de ya padecerla, controlar mejor los niveles de glucosa en sangre.



¿Cómo se diagnostica?

Se estima que la mitad de las personas que padece diabetes tipo 2 no lo sabe, es decir, no está diagnosticado. Esto se debe a que en las fases iniciales de la enfermedad, no surge ningún síntoma o es muy leve, por lo que el afectado no encuentra motivo para acudir al médico.

Su diagnóstico suele realizarse de forma casual a través de un análisis de sangre rutinario, en el que se detecta una elevación en los niveles de azúcar.

Teniendo como referencia los valores normales de glucosa en sangre, que oscilan entre 70 y 100 mg/dl., se diagnostica un caso de diabetes cuando:

En ayunas, glucemia igual o superior a 126 mg/dl, en dos determinaciones.

A cualquier hora del día, glucemia igual o superior a 200 mg/dl, acompañados de síntomas característicos de mucha necesidad de orinar y mucha sed.

Tras la ingesta de un preparado de 75 g de glucosa oral, la glucemia a las dos horas es igual o superior a los 200 mg/dl.

Tras la toma de un preparado de glucosa, los valores superan los 200 mg/dl.

Un diagnóstico tardío de la enfermedad puede dar lugar a graves afecciones en la vista, los riñones, en los pies y/o en el sistema cardiovascular.





Sus síntomas

Pueden pasar años hasta que una persona es diagnosticada de diabetes tipo 2, si en ese tiempo no se le realiza ningún análisis de sangre, debido a la ausencia de sintomatología. Con el paso del tiempo, cuando el déficit de insulina es elevado, se puede sentir alguna de las siguiente alteraciones:

Sed excesiva.
Sentirse hambriento a pesar de haber comido adecuadamente y de forma reciente.
Orinar con mucha frecuencia.
Fatiga o cansancio.
Irritabilidad.
Pérdida de peso sin motivo.
Hormigueo en los pies y en las manos.
Visión borrosa.

Cuando se nota alguno de estos síntomas, se debe acudir al médico para que estudie el caso, especialmente si, además, si presenta alguno de los factores riesgo.



¿Cómo controlar la diabetes tipo II?

El tratamiento puede variar en función de la fase en que se haya diagnosticado la enfermedad y de la evolución de la misma. Por tanto, habrá personas con diabetes tipo 2 en diferentes modalidades de tratamiento:

-1- Seguir un plan de alimentación saludable que ayude a controlar el peso corporal junto con la realización de actividad física regular (mínimo 3-4 veces por semana).

-2- Si con el primer tratamiento no es suficiente, se añadirán antidiabéticos orales.

-3- Si con el segundo tratamiento no es suficiente, puede ser necesario añadir insulina al tratamiento.

Con el paso de los años una gran mayoría de personas con diabetes tipo 2 acabarán necesitando insulina.



Objetivos básicos de debut o supervivencia en la diabetes tipo 2

La primera intervención ante el diagnóstico de una diabetes tipo 2 estará dirigida a conocer el nivel de preocupación y de ansiedad de la persona, así como el impacto que pudiera tener sobre ella y la familia.

A su vez, es necesario identificar los conocimientos que la persona tiene sobre la diabetes, con el objetivo de identificar tabúes e informaciones erróneas, y ofrecer información adecuada.

Esta acción se hará coincidir con el momento del diagnóstico realizándose de forma individual. Al mismo tiempo, se aportarán los conocimientos, las habilidades y las destrezas que la persona debe desarrollar para:

Conocer, a nivel básico, la causa de la alteración que le acaban de diagnosticar, su carácter crónico y su evolución natural.

Establecer patrones alimentarios adecuados a las necesidades individuales, y aprenda a identificar los carbohidratos y qué efecto producen sobre el organismo al consumirlos.

Identificar la actividad física que debe realizar y se pacte una estructuración de la misma.

Realizar correctamente las técnicas de autocontrol de glucosa en sangre y la adecuada recogida de los datos en el cuaderno de registro, marcando objetivos de control de forma individualizada.

Saber prevenir y tratar la hipoglucemia si comenzara a utilizar fármacos hipoglucemiantes.

Saber prevenir y tratar la hiperglucemia, identificando los síntomas que pueden aparecer.

Tener un adecuado conocimiento del tratamiento farmacológico, si tuviese que seguirlo.

Las primeras revisiones deberán realizarse con una periodicidad individualizada, según necesidades y recursos. Posteriormente se incluirá a la persona en un programa de educación estructurado grupal.